🎄 POR QUÉ REGALAR JUEGOS DE MESA EN NAVIDAD ES LO MÁS LINDO, LO MÁS MEJOR
Una defensa emocional (y necesaria) del cartón, los dados y las risas.
🎄 Un poquito de historia antes de abrir los regalos
La Navidad no nació como una fiesta de regalos ni de arbolitos llenos de luces. Mucho antes de ser una celebración cristiana, en el hemisferio norte ya existían festejos paganos ligados al solsticio de invierno, ese momento del año en el que los días empiezan a alargarse y se celebraba el regreso de la luz.
Con el tiempo, el cristianismo resignificó esa fecha como el nacimiento de Jesús, y la convirtió en una celebración de esperanza, encuentro y comunidad. Más adelante, cada cultura fue sumando lo suyo: comidas compartidas, tradiciones familiares, rituales, regalos y la excusa perfecta para juntarse.
Acá en el subde hace una calor en la Navidad que todo eso del copito de nieve y el santa con el traje de lana es medio raro, pero igual con tal de escabiar agarramos viaje nosotros... Hoy, más allá de creencias, la Navidad quedó como un momento para frenar, reencontrarse y compartir tiempo con otros. Y si lo pensás bien… no hay objeto que represente mejor eso que un juego de mesa.
🎁 Porque no es “un regalo”, es un plan
Un juego de mesa no se abre, se prueba y se guarda en un cajón. Un juego de mesa SE ESTRENA.
Se arma la mesa, alguien lee las reglas (mal), otro dice “pará, yo vi un video”(de TukiGames, obvio), alguno se distrae, otro se entusiasma… y sin darte cuenta la Navidad sigue después del brindis.
Regalar un juego es regalar un momento futuro asegurado. No hay medias, perfumes ni corbatas que logren eso.
🕰️ Porque dura más que la noche del 24
El pan dulce se termina (que desgracia, debería durar por siempre). El turrón queda duro (se vuelve un arma de defensa personal). La sidra se calienta (se va'calenta'... no dejan nada ustedes).
Pero el juego…
👉 se juega el 25
👉 reaparece en Año Nuevo
👉 vuelve en un cumple
👉 salva un domingo de lluvia
👉 y años después alguien dice:
“Che, ¿te acordás que este nos lo regalaron en Navidad?”
Eso no es consumo. Eso es MEMORIA COMPARTIDA en formato caja.
😂 Porque genera risas reales (no emojis)
Los juegos de mesa hacen algo cada vez más raro: ponen a las personas a mirarse, hablarse y reírse juntas.
La abuela que aprende a traicionar.
El tío competitivo que se indigna.
La prima que “no juega nunca” y gana.
El papá que dice “yo miro” y termina pidiendo revancha.
No hay pantalla que compita con eso.
👨👩👧👦 Porque es un regalo para uno… pero se disfruta entre todos
Vos lo envolvés pensando en alguien, pero lo juegan cinco. Ocho. Doce.
Un juego rompe la lógica del regalo individual. No dice “esto es tuyo”.
Dice:
“Esto es para compartir”.
Y en Navidad, eso vale más que cualquier cosa.
🧠 Porque entretiene sin ponerse pesado
No es tarea. No es obligación. No es “aprendé algo”.
Pero igual se piensa, se decide, se coopera, se gana, se pierde y se aprende a perder (la parte más difícil). Todo sin darse cuenta.
El mejor aprendizaje: el que entra jugando.
💚 Porque es un regalo con intención
Regalar un juego dice cosas sin decirlas:
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“Quiero pasar tiempo con vos”
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“Sentémonos juntos”
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“Compartamos algo”
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“Apaguemos un rato el resto”
En un mundo lleno de ruido, pantallas y apuro, eso es un gesto enorme. Ni hablar de pensar en cuál puede ser el indicado, elegirlo con full intención le suma mil.
🎄 Moraleja
La Navidad siempre fue, en el fondo, una excusa para juntarse. Antes alrededor del fuego, después alrededor de la mesa. A Jesús le gustaba escabiar vino y jugar juegos de mesa, lo dice la biblia, Mt 25, 34 (ah, no?)
Un juego de mesa no ocupa solo un lugar en la estantería: ocupa lugar en las risas, en las anécdotas y en los recuerdos.
Por eso sí: regalar juegos de mesa en Navidad es lo más lindo, lo más mejor y lo más correcto. Y si alguien duda… que lo busque en la biblia, a Jesús le gustaba escabiar vino y jugar juegos de mesa, Mt 25, 34 (ah, no?)😎🎲.
